Algunos hombres están empezando a dedicar más tiempo al hogar que sus parejas.
Cerca del Día del Padre es importante mostrar los grandes cambios que se observan, en el mundo y en nuestros países, en el comportamiento de los padres de familia. Cambios inmensos que van de la mano de aquellos que se dan en sus parejas. Veamos.
¿Cuál es el estereotipo del padre de familia tradicional? El de un hombre cuya única preocupación era procurar los ingresos necesarios para el sustento familiar. El del proveedor que sentía que traer el dinero lo liberaba de otras funciones en el hogar, e incluso de las relaciones afectivas con sus hijos. Así, el papá de antes consideraba que cocinar era poco digno para un hombre, y si en algunos grupos sociales podía acceder a ocuparse de la parrilla, nunca se ‘rebajaría’ a lavar los platos, y menos la ropa de la familia. ¿Cuidar a los hijos? De ninguna manera, decían, pues esas eran tareas de mujer, o de hombres que supuestamente eran menos ‘machos’ por hacer trabajos ‘femeninos’.
Si bien esas actitudes se ven aún, sobre todo en algunos hombres mayores, en las generaciones más jóvenes –felizmente– el cambio es notable. En ellos se observa cada vez más un intercambio de funciones, pues la mujer que sale a trabajar fuera del hogar (‘Moderna’, según los “Estilos de Vida Arellano”) también aporta dinero, y el hombre compensa el tiempo que ella pasa afuera haciendo tareas en casa. Así, esas burlas clásicas sobre el hombre de ‘saco largo’ (equivalente al mandil), se escuchan raramente en los casados de generaciones más jóvenes y más educadas, a los que muchas veces se les escucha conversar sobre pañales o recetas de comida. Para ellos, más bien, parecen anticuados –casi como de la era pre-Internet– los comportamientos de los padres de antes.
No es que la igualdad ya haya llegado, pues en su mayoría las mujeres ‘Modernas’ siguen dedicando bastante más tiempo al hogar que a sus parejas. Pero nuestros estudios empiezan a mostrar cada vez con más frecuencia la aparición de un segmento que podríamos llamar el ‘amo de caza’. El de hombres que dedican al cuidado del hogar más tiempo que sus cónyuges, muchas veces debido a que ellas tienen carreras o trabajos más rentables o exitosos que los suyos.
¿Y por qué llamarlos ‘amos de caza’, con ‘z’? Para enfatizar que quienes asumen abiertamente esa forma de cuidar a sus familias son generalmente hombres muy seguros de su masculinidad, tan ‘machos’ que no temen desafiar los convencionalismos tradicionales ni las burlas eventuales de sus pares. Hombres que entendieron primero que cuidar al hogar es tanto o más importante que salir de cacería para llevar comida a la casa, como hicieron sus antepasados desde siempre. Que el próximo domingo tengan, todos, un muy feliz Día del Padre.
Rolando Arellano Cueva
Presidente de ARELLANO y Profesor en Centrum Católica