A diferencia de otros personajes latinoamericanos, los autores de Condorito parecen dedicarse a buscar apropiarse de cualquier identidad.
Estos días me llamó la atención la noticia de que la tira cómica Condorito podría terminarse, al menos en su parte impresa. Debo decir que no me apena, porque siempre vi allí a un personaje que hace daño a la imagen de los latinoamericanos.
¿Qué diría el lector si le pidieran que describa a Condorito? Probablemente, tendría que decir que es un personaje que pasa su vida aprovechándose de los otros, estafando y burlándose de ellos. Se acordaría de que se dedica a pedirle prestado, y a buscar la forma de no pagarle, a Pepe Cortisona. Pensaría que se burla de lo poco inteligente que es Ungenio, de lo tímido que es Huevoduro, y que pone como casi una virtud la sed permanente de Garganta de Lata. Además, aunque ya casi no aparece en su versión de roto chileno, con frecuencia hace chistes agresivos sobre sus vecinos argentinos (el Che Copete) y bolivianos o peruanos (Titicaco).
Por cierto, debería decir también que no tiene trabajo conocido y que, si encuentra alguno, por ejemplo, como mozo de restaurante, no vacilará en vender productos de mala calidad a sus clientes. Y si es mayordomo, buscará siempre la forma de aprovecharse de sus patrones. Freud dice (aunque muchos lo discuten) que todos los chistes tienen un fondo sexual o agresivo, y sin duda esas dos son las únicas orientaciones de esa tira cómica: un personaje que permanentemente agrede a los demás y que si quiere a alguien, a Yayita, lo hace en su expresión más machista. ¿Algo de bueno? Sí, que cuida a su sobrino Coné, aunque le hace un pobre favor con la manera en que lo cría y le da el ejemplo.
A diferencia de otros personajes latinoamericanos, como Mafalda o el Chavo del 8, o nuestro peruano Cuy, que tienen ideales y maneras de pensar propias y estables, los autores de Condorito, con Pepo y el equipo que lo reemplazó, parecen dedicarse a buscar apropiarse de cualquier identidad. Hoy será pirata, mañana soldado, cura, médico o enfermo en un manicomio, lo que sea con tal de burlarse o aprovecharse de otros, y que hagan ¡plop! cuando vean lo que les pasó.
Me gustaría escribir mejores frases para un personaje tan conocido y hasta querido en algunos países latinoamericanos (¡en el Perú fue mencionado en el Congreso!), pero es justamente por ello que no puedo hacerlo. Porque en lugar de educar a nuestros niños (y adultos) en la solidaridad y el respeto a los otros, mostrando personajes cuyas acciones debiéramos imitar, esa tira cómica muestra solo defectos y hace que nos regocijemos de tenerlos.
En fin, si se hiciera un capítulo donde Condorito esté en problemas, como ahora, creo que ninguno de sus personajes se apresuraría en ayudarlo. Por la manera en la que él siempre se comportó con ellos. Les deseo una buena semana.
Rolando Arellano Cueva
Presidente de ARELLANO y Profesor en Centrum Católica