Si la respuesta del lector a la pregunta del título es 0, habrá acertado desde el punto de vista matemático, pero estará muy equivocado desde el de la lógica social. Esto, porque para la población, más aun si se trata de temas políticos, el resultado de más 2 y menos 2 es menos 4. Veamos.
¿Cuál es el resultado de darle a alguien dos manzanas y luego quitárselas? Matemáticamente, se puede afirmar que la situación de esa persona no habrá cambiado, pues estará igual que antes del regalo, cuando no tenía ninguna manzana. El lector, sin embargo, sabe que eso no es cierto, pues si se le dio y luego se le quitó las manzanas, el resultado será un gran descontento porque el individuo ya asumió una realidad que luego pierde.
Esta ecuación “matemática” no ortodoxa parece no ser entendida por las autoridades actuales, que creen que presentando primero una idea ante un auditorio, y la idea inversa ante otro o en otro momento, no comprometen su imagen. Creen, suponemos, que ganan 4, pues ganarían 2 diciendo en la convención minera que van a apoyar a su actividad y luego 2 con sus correligionarios al anunciar que Tía María no va. Igual cuando afirman que están contra la dictadura en Venezuela, pero se reúnen “secretamente” con Maduro o cuando prometen dar seguridad a las inversiones y luego plantean desconocer los contratos-ley.
Se podría pensar que es una estrategia estudiada y profundamente maquiavélica para contentar a públicos muy diferentes, pero la evidencia lo desmiente. Primero, porque con mucha frecuencia el público al que se dirigen es el mismo y solamente cambia la circunstancia (hoy le dicen a la prensa que la respetan y mañana que quieren controlarla). Segundo, porque con las redes sociales y la acuciosidad de los periodistas resulta casi imposible que lo que se les diga a los inversionistas mineros no sea escuchado por los comuneros o que lo que dice en el Perú no sea conocido por esos inversionistas a los que prometió lo contrario en Nueva York. Más que maquiavelismo, pareciera ingenuidad no entender que allí dos menos dos es menos cuatro.
El problema es muy grave, pues con esas contradicciones perdemos todos. Cada vez que un funcionario dice algo y luego se desdice, pierde credibilidad el funcionario. Cada vez que una autoridad dice A y otra señala que es B, pierde credibilidad el Gobierno. Pero cada vez que el señor presidente se contradice, además de perder credibilidad él y su Gobierno, perdemos credibilidad todos los peruanos, a quien él representa. Por ello, debemos pedirle, respetuosamente, que no siga cometiendo ese error, o esa ingenuidad, que a todos nos daña. Les deseo una buena semana.
Rolando Arellano C.
Presidente de ARELLANO y profesor en Centrum Católica
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