“Y el mismo tipo de justicia ocurrirá con la comunidad LGTBQ, cuando tenga los mismos derechos que todos los otros miembros de la sociedad.Y el mismo tipo de justicia ocurrirá con la comunidad LGTBQ, cuando tenga los mismos derechos que todos los otros miembros de la sociedad.”.
Hace siglos, quien nacía plebeyo debía obedecer a la realeza. El gran avance social no fue que se respeten sus derechos, sino que ni la ley ni la sociedad diferencien entre nobles o plebeyos. La alcurnia pasó a ser indiferente.
También algunas razas tuvieron el derecho de someter a otras “inferiores”. Hoy, en las sociedades realmente civilizadas, los negros, asiáticos o mestizos no tienen derechos especiales: simplemente no hay diferencias legales por motivos raciales.
“No tienen la misma inteligencia” y frases similares justificaron la hegemonía del hombre sobre la mujer. Hoy, el avance no es que ellas tengan derechos propios, no, el avance es que varones y mujeres tengan los mismos derechos civiles.
Y el mismo tipo de justicia ocurrirá con la comunidad LGTBQ, cuando tenga los mismos derechos que todos los otros miembros de la sociedad. Es decir, cuando les demos el derecho a la indiferencia.
Con ello, así como no hay mes del orgullo plebeyo, o de la alegría mestiza, y como no debería existir el día o el mes de la mujer, tampoco debería ser necesario el mes del orgullo gay, ni que las empresas tengan que mostrarles su apoyo. E incluso, no serían necesarios los desfiles de reivindicación que escandalizan a unos y quieren prohibir los intolerantes.
Rolando Arellano Cueva
Presidente de ARELLANO y Profesor en Centrum Católica
Artículo completo en El Comercio