Aunque la fecha del 1 de mayo se escogió para conmemorar las luchas entre obreros y patronos, hoy la esencia del festejo cambió. Hoy se trata más bien de celebrar a todo aquel que trabaja y se esfuerza, lo que en el Perú se hace con una pachamanca, símbolo profundo de esta sociedad.
En efecto, aunque la fecha es la misma del recuerdo de las luchas sindicales por las ocho horas, en el mundo y en el Perú la celebración se parece más al ‘labor day’ que se celebra en los países de influencia inglesa en setiembre, donde el festejo incluye a todos los que trabajan, dueños, independientes o empleados. Hoy se celebra el trabajo más que la confrontación.
En el mundo más desarrollado la confrontación cambió porque las empresas vieron que el buen trato a sus empleados aporta a la productividad, y también porque los trabajadores entendieron que su bienestar depende mucho del éxito de sus organizaciones. Hoy las mejores empresas se esfuerzan en ser reconocidas por ser un buen lugar de trabajo, y muchas demandas laborales se negocian contra mejoras en la productividad de los trabajadores. Es por ello quizá que en el mundo el sindicalismo ha perdido presencia, no porque los patronos hayan ganado, sino porque el esfuerzo de los sindicalistas iniciales ya logró cambios fundamentales que lo hace menos urgente.
En el Perú y países similares la razón del cambio es aun más clara, porque aquí una inmensa cantidad de trabajadores son independientes o dueños de sus propias empresas, y no tienen patrones a quienes exigirles reivindicaciones. Así en las mypes, que son el 95% de las empresas del país, muchas veces el patrón es el único trabajador, y si no es así resulta ser padre, esposo o pariente de sus empleados (con sus variantes en femenino por supuesto). En una situación donde las jerarquías son menores se observa mucho menos el caso del patrón abusivo y del sindicato opositor clásico de otros tiempos y de otros lugares.
Y es por eso que el 1 de mayo hoy es solo en algunos países y lugares un día de marchas de protesta, de huelgas y de triunfalismos de unos sobre otros, y es más bien un día de descanso para dar gracias por el trabajo mismo. En el Perú la cosa es aun más profunda porque aquí una tradición que no debe perderse exige celebrar el día de trabajo con una pachamanca, la forma más tradicional de la cocina peruana precolombina, donde carnes, tubérculos y legumbres se cocinan en la tierra, en una fiesta con la participación de muchos. Y en ese día los peruanos nos ‘pachamanqueamos’, peruanismo que significa que disfrutamos con la abundancia; esa que solo se puede obtener con el esfuerzo conjunto y coordinado de todos. Feliz Día del Trabajo.
Rolando Arellano Cueva
Presidente de Arellano Marketing y profesor en Centrum Católica