Para sus inversiones los empresarios toman muy en cuenta las proyecciones de crecimiento del PBI. Pero en momentos de predicciones a la baja, como los actuales, es muy importante que interpreten los datos en su verdadera dimensión. Veamos.
Primeramente, no consideran que, en parte, las proyecciones son una especie de profecía auto cumplida. Ello porque un dato central para hacerlas son… las expectativas de inversión de… los empresarios. Si ellos declaran que van a invertir poco, el PBI proyectado baja, y los empresarios invierten menos… porque la proyección de crecimiento es menor.
En segundo lugar, no toman en cuenta que el PBI es un promedio del crecimiento de todos los sectores y empresas. Que si el PBI del país augura crecer en 3%, habrá empresas que crecerán cero y otras en 6 o más puntos porcentuales. Puede ser que la pesquería baje mientras la minería sube, o que un restaurante se achique mientras su vecino tiene cola de clientes en su puerta.
Tampoco consideran que para países en desarrollo como el Perú el gran problema no es la saturación de los mercados, como sucede en los países ricos. Aquí más bien lo común es que hayan oportunidades de crecimiento en casi todos los sectores, ya que las empresas modernas no han logrado penetrar a los grandes mercados populares. Es por ello que mientras en los países desarrollados crecer 2 o 3% es excepcional, en los nuestros hacerlo a 4, 6 o o mucho más es alcanzable.
Así, entendiendo que el PBI proyectado no es una condena sino solo un indicador probabilístico, los empresarios deberían usarlo sólo como una herramienta más para sus decisiones estratégicas. Por ejemplo, aprovechando que muchos de sus competidores se retraen por temor a la proyección económica, podrían desarrollar más rápidamente sus proyectos, beneficiándose de un mercado menos concurrido. Y podrían ser mas osados, considerando hasta comprar a esos competidores que se suman al pesimismo de las proyecciones. Por cierto, deberían también orientar sus esfuerzos para conquistar lo que bautizamos como la Tercera Frontera, mercados desatendidos en las grandes mayorías, cuyo potencial es inmenso. Si nos empeñamos en conquistar a parte de ese 80% de la población que no consume queso envasado, o a una porción del 90% que no viaja en avión, cualquier proyección de PBI hacia la baja resulta irrelevante.
¿Qué esto es sólo una especulación optimista? Si mira el lector en qué momentos se desarrollaron muchos de los grandes grupos empresariales como Wong, Gloria o Ajeper, entre otros, verá que no ha sido cuando los indicadores auguraban grandes crecimientos. Que tengan una buena semana.
Rolando Arellano C.
Presidente de ARELLANO y profesor en Centrum Católica
Artículo completo en El Comercio