Un querido profesor de posgrado nos decía que había dos tipos de gerentes: los burros y los cocheros. Los gerentes burros eran los que jalaban la carreta y los gerentes cocheros los que la dirigían. Por cierto, nos animaba siempre a comportarnos como gerentes cocheros.
Esta comparación, que suena a chiste, no lo es tal, es más, lo común es encontrar a gerentes que jalan la carreta, es decir no delegan, lo cual ocurre por diversas razones, siendo las principales las que mencionaremos a continuación.
Una primera razón es que no saben delegar, ya que en su vida profesional siempre han tenido como jefes a otros gerentes burros y no conocen otra forma de gerenciar. Esta no es una disculpa válida, ya que para aprender a ser gerente no necesariamente hay que fijarse en cómo trabaja el jefe, sino en cómo trabajan los mejores.
Una segunda razón es el no tener a su cargo un equipo con la suficiente calidad profesional, lo cual genera una “delegación hacia arriba” que hace que nuestro amigo gerente tenga que hacer trabajos que no le corresponden. Y ésta, tampoco es una razón válida, ya que es potestad del gerente elegir al equipo que lo acompaña en su gestión y si no lo hace la culpa es enteramente suya.
Una tercera razón es el ser excesivamente controlista, no dando margen de acción a sus subordinados lo cual, finalmente, indica un miedo exagerado a que las cosas no salgan como él quiere. Y acá se comete otro error ya que lo perfecto es enemigo de lo bueno y, si los supervisados son buenos profesionalmente, es necesario darles un espacio, ya que de otra forma nunca van a desarrollarse.
Y, una cuarta razón, propia de personas que han tenido un ascenso reciente en la empresa, se da por el hecho de no poder o no querer desligarse de su antigua labor persistiendo en inmiscuirse en el trabajo de sus subordinados, sin darse cuenta que su labor ahora es otra. El no darse cuenta que su función es otra, le puede llevar a no ascender en la organización y, en el extremo, le puede costar el puesto.
¿Gerente burro o gerente cochero?. La decisión es enteramente tuya amigo gerente.
Alberto Haito
Director de ARELLANO