De lo que no hay duda es de la rapidez con la que se necesita innovar en el actual mundo de negocios. El actuar con celeridad en este tema se ha vuelto una obligación, sea porque tenemos competidores que actúan rápido y/o porque tenemos consumidores que se aburren rápido y que están a la expectativa de novedades.
Sin embargo, este camino marcado por la rapidez lleva muchas veces al lanzamiento de innovaciones sin el sustento debido y que, además de durar poco en el mercado, causan más perjuicio que beneficio. Lo dicho, también se incentiva por la necesidad de los ejecutivos de lucir rápidos ante su empresa, en el ánimo de mostrar una imagen acorde con los tiempos y, por otro lado, por las mismas empresas que en muchos casos promueven este tipo de comportamiento. Es decir, un perfecto círculo, que en el extremo, se vuelve un círculo vicioso.
Siendo así, conviene recordar que la tan necesaria rapidez en la innovación debe cuidar algunos aspectos previos que mencionaremos a continuación.
En primer lugar, es preciso tener en claro sí la innovación planeada cubre una necesidad insatisfecha del consumidor, una necesidad que ya satisface un competidor o, en el mejor de los casos, una necesidad que el consumidor aún no conoce.
En segundo lugar, y si de lo que se trata es atacar a un producto de la competencia, lo mínimo que debemos garantizar es que superamos a esta en calidad, ya que tenemos la desventaja de haber “llegado tarde a la fiesta”.
En tercer lugar, es necesario saber si la rentabilidad del nuevo producto es superior o inferior a la rentabilidad promedio de la empresa, asegurándonos de que no deteriore el margen total.
En cuarto lugar, el entender si por similitud el nuevo producto va a canibalizar a algún producto ya existente en la empresa, con lo cual debemos calcular el beneficio neto.
Si bien es cierto que el exceso de análisis es la mejor manera de “matar” la innovación, también es cierto que es necesario tener un equilibrio entre rapidez y precisión, lo cual constituye un importante reto para los ejecutivos de nuestros tiempos.
Alberto Haito
Director de ARELLANO