La etapa de jóvenes adultos, que hoy constituye más del 30% de la población tiene una fuerza que puede ser mejor aprovechada si se valoran bien sus fortalezas, y las responsabilidades y oportunidades que conlleva el pertenecer a ella. Veamos.
El primer gran valor de ese grupo de edad es su fuerza física y mental, que es fundamental para la función productiva de la sociedad. Ellos son por tanto el motor para la producción de bienes y servicios que nos dan bienestar. Además, siendo la época en que la mayoría de personas se convierte en padres, son los encargados de educar y dar el primer ejemplo al futuro de las naciones.
Por otra parte, al ser casi el 50% de los electores, de ellos depende la calidad de las autoridades que nos dirigirán políticamente. Pero quizás su gran valor diferencial, al no tener el peso de prejuicios ni conocimientos anteriores, es su apertura a las nuevas ideas y tecnologías. Paralelamente, sus menores cargas familiares (sobre todo en sus primeros años), los hace más proclives a asumir riesgos y aventuras (ventures) en proyectos creativos, y son por tanto los grandes innovadores de la sociedad.
Por lo anterior, su energía, peso demográfico y apertura tecnológica en un mundo cambiante, los jóvenes de 20 a 39 (años más, años menos) del mundo están tomando cargos de alta responsabilidad social y empresarial que antes se daban a personas con más experiencia. Siendo ésto un fenómeno nuevo, quizás debieran tomar en cuenta algunos aspectos qur hagan mas eficiente su comportamiento.
Primero, siendo abiertos al cambio deben entender que, a diferencia del “game over” de los juegos virtuales, los fracasos de los proyectos reales tienen costos para toda la sociedad. Por ello deben inspirarse no solo en los Bill Gates o Marck Zuckerberg del mundo, sino también aprender de los cientos de miles de otros con proyectos no exitosos.
Y ya no siendo adolescentes, les toca no dejarse deslumbrar por modas, tecnologías o personajes novedosos, sin haber hecho un análisis serio de sus fundamentos. Esto es por supuesto mucho mas importante en sus elecciones políticas, pues ellos son los que terminan por decidir qué tipo de autoridades tendremos.
En tercer lugar, aprovechar el valor de las generaciones mayores. Como se ve en el auge de los directorios y la aparición de “coachs” de todo tipo, ellos tal vez no sepan de tecnología, pero tienen la experiencia para saber donde aplicarla y disminuir los riesgos, y hasta los contactos para conseguir mejores recursos.
Quizás actuando así tendrán el éxito que toda la sociedad les desea, y lleguen mejor preparados al grupo de los 40 a 60 años, que es el pívot de la sociedad. Les deseo una gran semana.
Rolando Arellano C.
Presidente de ARELLANO y profesor en Centrum Católica
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