Dos ranas quedaron atrapadas en sendos baldes llenos de leche. Viendo la difícil situación una de ellas se resignó a morir ahogada, pero la otra continuó pataleando para alcanzar el imposible borde. Dice la fábula que el constante movimiento transformó a la leche en mantequilla, permitiendo salir a la rana no conformista. Quizás eso mismo se pueda aplicar a la situación electoral del próximo domingo. Veamos.
Según las encuestas, para muchísimos votantes las próximas elecciones municipales y regionales son decepcionantes, al punto que la suma de los no sé por quién votar o votaré en blanco es abrumadora. Más aún, el nivel de convicción de quienes tienen ya un candidato en mente es bastante bajo. Casi como la primera rana, la mayoría pareciera estar decidida a aceptar su destino y resignarse a tener autoridades inadecuadas.
Pero cuando leo una carta enviada en sus redes por un respetado profesor de la universidad de Piura, dando su opinión y apoyo explícito a uno de los candidatos, veo que todavía muchos tenemos la opción de convertir la leche en mantequilla y mejorar la situación. Eso porque, si como este ciudadano, los que ya tenemos una decisión sobre el candidato que nos parece mejor, asumiéramos una actitud proactiva frente a la situación electoral, quizás podamos cambiar los deficientes resultados que se esperan hoy.
Como decimos en nuestro libro “Votar y Comprar” (Planeta 2021), si aplicáramos el mismo esfuerzo que hacemos para comprar un celular a nuestra elección política, hoy que ya hemos elegimos a un determinado candidato, nos tocaría ser embajadores de su marca. Probablemente el escogido no es el producto que idealmente buscamos, pero al haber hecho el análisis concienzudo y encontrado que es la mejor opción, nuestra responsabilidad como buenos ciudadanos es ayudar a los demás a hacer igual.
En otras palabras, con el gran nivel de indecisión ciudadana ahora, si aquellos que ya nos decidimos por un candidato específico nos implicáramos en promoverlo entre nuestro círculo de influencia, todos ganaríamos. Ganarían quienes lo promueven, pues se elegiría a quienes más convienen, ganarían las personas a quienes dan consejo pues disminuiría su incertidumbre al elegir, y sobre todo ganaría la sociedad pues no solo tendría autoridades de mejor calidad, sino que se generaría una corriente de participación política muy necesaria en el futuro.
¿Que eso no cambiará la situación electoral próxima? Tal vez no, pero en vez de ser la rana que muere resignada, el empuje de algunos quizás pueda cambiar la leche en nata. Por ello, deseo a los lectores una activa semana, asumiendo la gran responsabilidad cívica que tienen por ser líderes de opinión.
Rolando Arellano C.
Presidente de ARELLANO y profesor en Centrum Católica
Artículo completo en El Comercio