La clase media, hace una década, apenas representaba el 17,1% del país. Hoy, este segmento ha alcanzado el 44,7% de la población. Un crecimiento exponencial que no se ha dado solo en Lima, las regiones también han visto crecer a su clase media y aumentar su capacidad de gasto, según cuenta César Peñaranda, director ejecutivo del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la CCL.
“Las provincias han tomado un nivel de relevancia que las ha puesto al mismo nivel que Lima, hoy representan el 40% del mercado. Se han fortalecido con este segmento (clase media) y están adquiriendo un estilo de vida más moderno”, sostiene Jorge Rubiños, director de cuentas de la consultora Arellano.
Precisamente, la consultora, en su último estudio sobre oportunidades para crecer y consolidarse en las regiones, analiza esa mayor capacidad de gasto del interior y la nueva demanda en cada una de las provincias. De acuerdo con ese reporte, en Lima y en las regiones norte, sur y centro, la clase media alcanza y supera al 50% de sus habitantes.
Para el analista, esta mayor fortaleza del interior del país repercute en sus nuevas demandas y en su comportamiento de compra. Así, el consumidor accede a servicios a los que antes no podía y aumenta su frecuencia de compra.
Si lo vemos por estilos de vida, llama la atención que la mitad del mercado de cada una de las regiones tiene estilos de vida moderno. Incluso en el oriente, en donde en los últimos dos años, estos estilos de vida han crecido. “Vemos que hay más ingresos, más modernidad y poca oferta”, indica Rubiños.
Peñaranda, no obstante, advierte que si bien el avance de la clase media ha sido estable, para mantenerla y que no caiga a vulnerable, la economía debe crecer al menos 3,5%. Para este año, estima que solo será un 2,7%.
OPORTUNIDADES
De acuerdo con Arellano, esta mayor capacidad de gasto y modernidad ha hecho que cambien algunas prioridades del peruano. La salud y la educación han cobrado nueva importancia a nivel país y hacia allá va la demanda.
“Cuando las primera necesidades están satisfechas y existe cierta holgura, las personas miran a otros sectores y pueden invertir más en su educación y salud”, anota Peñaranda.
Liliana Alvarado, directora de posgrado de la UTP, explica que este es un entorno más retador para las marcas. “El consumidor es más consciente de su poder. Hoy la marca ya no se debe centrar en satisfacer una necesidad, ya que todas lo hacen, sino en el deseo interno del consumidor para destacar”, agrega.
Los consumidores del norte y del oriente indican, por ejemplo, que quieren seguir estudiando en los próximos 12 meses, en particular educación superior y maestrías en el primer caso; mientras que en el oriente la preferencia va por carreras técnicas y maestrías. Una demanda creciente que hace falta satisfacer, sin duda.
Por eso, Alvarado recuerda que ninguna de las universidades de prestigio ha llegado de manera directa al sur o centro del país. Solo ha llegado oferta masiva, apunta. Recién ahora están mirando al interior. “En escuelas, Innova Schools vio a este consumidor con más ingresos y eso fue parte de su éxito”, afirma.
La salud, claro, también es una de las nuevas preocupaciones de los peruanos, sobre todo del sur y del norte. En este punto, señala Rubiños, la oferta está muy concentrada en Lima y existen varias oportunidades de mejora en la prestación de servicios de salud y de productos de seguros en el interior, donde hoy se encuentran más negocios locales.
PERFILES REGIONALES
El consumidor norteño –según data de Arellano– avanza a la par de Lima. Ha aumentado su nivel de ingresos, tiene una formación profesional y, por lo general, un trabajo dependiente. Por ello, su estilo de vida es más moderno, valora las marcas y tiene un gasto más alto en entretenimiento (tiene una mayor oferta comercial). Es más, según Rubiños, en ciudades como Chiclayo, algunos servicios como el cine suelen ser más caros que en Lima y el consumidor los paga.
Si lo vemos por ciudades, Trujillo es un mercado súper conocido y por eso las empresas aspiran a llegar ahí. Chiclayo es el ‘hub’ o punto de encuentro de varias ciudades y Piura es la puerta de entrada hacia los mercados fronterizos. Sin duda, una región atractiva, en donde Trujillo y Chiclayo tienen los indicadores más altos de modernidad.
“Chiclayo ha ido avanzando, tiene un tema de infraestructura por desarrollar, pero se dinamizará aun más, Trujillo se está consolidando y Piura se ha quedado un poco, no ha avanzado”, refiere el analista.
Al respecto, Peñaranda recuerda que El Niño costero que golpeó al norte afectó a Piura, y no se ha visto una reconstrucción importante.
Hacia el sur del país, la foto es un poco distinta. El consumidor sureño es más empresario, la gastronomía es parte central de su entretenimiento y el precio no es un atributo tan importante para sus compras. Con excepción de Arequipa, aún no existe tanta oferta comercial y la que llega no se está adaptando a su perfil de consumo: hace falta el componente local (la picantería, por ejemplo), aseveran desde Arellano. Por esa razón, el canal tradicional sigue concentrando las ventas. “En el sur buscan que la oferta se adapte a ellos”, añade.
Para Peñaranda, hoy más que nunca las empresas tienen que entender el perfil y la canasta del consumidor. El sur está pegado a zonas más frías y eso hace que su demanda sea diferente, entenderlo les permitirá incluso abrir nuevas líneas de negocio, sostiene.
El oriente, desde su posición, tiene un comportamiento un poco distinto. Aunque su clase media también ha crecido, no llega al 50% de la población. Su característica de consumo se inclina por el precio, posee una moto, asiste más al canal tradicional y valora la salud. La oferta comercial llega a cuentagotas, pero cuando se instala se vuelve relevante, destacan en Arellano.
Aunque en diferentes niveles, todo parece indicar que las oportunidades están en cada una de las regiones y conocer el perfil del consumidor de cada región será una de las claves.
OJO CON LA BANCARIZACIÓN
El estudio de Arellano revela que Trujillo (65% del total) es la ciudad más bancarizada del norte peruano, seguida un poco más atrás por Piura. Incluso, a nivel de porcentaje de la población, la Capital de la Primavera supera a Lima.
El oriente del país, en tanto, tiene una deuda pendiente con este proceso, ya que solo el 32% de sus habitantes, en promedio, está bancarizado. Recordemos que esta situación está alineada con la baja conectividad que aún tienen varias ciudades de la selva. Según cifras del año pasado de Optical Networks, el Internet de la selva es 100 veces más lento que el de la capital.
Por más transacciones
Jorge Rubiños de Arellano precisa que hoy la bancarización es solo un concepto, porque si tienes una tarjeta ya se considera que la persona está bancarizada. Pero, poseer una tarjeta no significa que se utilicen los servicios bancarios.
“Se ha avanzado a nivel de cobertura pero aún hace falta trabajar en la profundidad”, explica. Por eso destaca iniciativas como Yape para ir adaptando al usuario al mundo digital y de la banca.
De ese modo, agrega, se podrá elevar el nivel de uso hacia situaciones relevantes o transacciones cotidianas, que impliquen una solución para el usuario.
Nuevas marcas y negocios
Asimismo, el analista de Arellano explica que teniendo en cuenta las características de los consumidores de la región sur o centro, que son por lo general empresarios, la bancarización se puede convertir en una aliada para el desarrollo de sus propios negocios.
Del mismo modo, contribuye a la llegada de nuevas marcas o productos, que si bien no siempre pueden tener una presencia física, sí pueden tenerla de manera ‘online’ y se pueden generar transacciones.
Así, además de generar modernidad, también son la oportunidad para expandir negocios locales y, a través de la data que genera, permite conocer comportamientos de compra y gastos de los consumidores locales, remarca el experto en consumo.
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Fuente: Día 1