“El candidato agresivo y sin apertura mental va contra el espíritu mismo del Congreso”
El próximo 26 vamos a elegir a los miembros de la institución más importante para el funcionamiento del país. Analizar los varios nombres que se les da a sus miembros –Legisladores, Parlamentarios, Representantes y Congresistas– puede ayudarnos a escoger a los mejores candidatos. Y a eliminar a los que ofrecen más de lo que realmente pueden hacer. Veamos.
Los llamamos “Legisladores”, pues su importantísima labor es la de dar leyes (‘legis’, en latín), que son las normas que rigen las relaciones entre las personas y las instituciones. Pero teniendo mucho poder para ello, debe entenderse que, para dar estabilidad al sistema, sus propuestas deben subordinarse a la Constitución. Por ello, si, por ejemplo, un candidato promete controlar el precio de los colegios, deberá primero cambiar la Constitución, que en el Perú protege el libre mercado. Téngalo en cuenta.
También los llamamos “Parlamentarios”, pues “parlar” (conversar) es su ocupación central. Por lo tanto, si un candidato ofrece hacer puentes o universidades, no podrá hacerlo directamente porque no tiene capacidad de gasto o ejecución. Y si ofreciera, por ejemplo, castigar la corrupción, solo podrá hacerlo dando leyes para disminuir su ocurrencia y “parlando” con el Poder Judicial para que juzgue y sancione los delitos que cometen los que sí deciden y manejan presupuestos (el Poder Ejecutivo).
Y su número es grande, pues son “Representantes” de diversos grupos de ciudadanos que esperan tener quien vele por que las leyes apoyen sus intereses específicos. Así, aunque nuestro sistema electoral solo hace segmentación geográfica (representantes por regiones), los electores pueden elegirlos para defender ideas o grupos especiales, como, por ejemplo, los derechos de las personas con discapacidad. En ese sentido, un candidato que ofrece “todo para todos”, hablaría como presidente, que vela por los intereses de la nación entera, más que como representante de un grupo ciudadano.
Pero lo anterior no debe hacernos olvidar que se los llama “Congresistas” porque trabajan congregados y toman, en conjunto, decisiones convenientes para toda la sociedad y no solo para sus electores específicos. Eso implica que el candidato agresivo y sin apertura mental, como el ultraconservador que quiere beneficios para su grupo a costa de quitarle derechos a unas minorías, no solo difícilmente cumplirá, sino que va contra el espíritu mismo del Congreso.
En fin, para nuestro voto este domingo la regla es simple: elijamos personas que, representando nuestros intereses específicos, sean capaces de coordinar con sus pares para dar leyes que protejan los intereses de todos. Y luego exijámosles cumplir. Que tengan una gran semana.
Rolando Arellano Cueva
Presidente de ARELLANO y Profesor en Centrum Católica