Creemos que deben desterrarse algunos conceptos errados sobre las clases medias.
Hace más de 10 años empezamos a mostrar que el Perú dejó de ser una pirámide para convertirse en un rombo social y hoy, como lo señala Ian Vásquez (“Mundo de clase media” E.C. 16/10/2018) y lo dicen portales como Lampadia (“El triunfo de la clase media”) diversos trabajos muestran que eso está ocurriendo ya en todo el mundo. Esa es una gran noticia, y para aprovecharla mejor, creemos que deben desterrarse algunos conceptos errados sobre las clases medias, como los que veremos seguidamente.
Primeramente hay que repensar el término “vulnerables”, que es como algunos califican a ese gran grupo que ya salió de la pobreza pero que aún no consolida su nueva situación y ante una enfermedad o desempleo podría regresar a ella. Ciertamente eso puede ocurrir, pero la tendencia muestra que mayoritariamente van hacia una consolidación de su bienestar y que son mucho más “vulnerables” de caer en la riqueza que en la pobreza. Llamarlos “clase media emergente” sería mucho más correcto para mostrar su potencial, pues el vaso se está llenando y no al contrario.
En segundo lugar deberíamos tener cuidado con las categorías que se usan para definir el bienestar de las clases medias. Así, cometen un gran error quienes, como el Brookings Institute, dicen que una característica es el acceso a determinados bienes o artefactos como televisores o computadoras. Su mirada centralista quizá no considera que el bienestar tiene manifestaciones muy diferentes según el origen, la cultura o el medio ambiente, y que 15 vacas o una bomba de agua pueden dar más confort que una lavadora en una zona rural. De hecho, ese error se comete también en el Perú al usar criterios urbanos para determinar el nivel socioeconómico de las zonas no urbanas.
Y un aspecto más, entre tantos por analizar, es creer que el bienestar determina las aspiraciones o comportamientos. Así, existe una gran diferencia entre la clase media tradicional (CMT), la de abuelos, padres e hijos gozando de comodidades, y la que bautizamos como nueva clase media (NCM), que no tiene más de 2 generaciones no pobres. Así, mientras en la CMT predominan los estilos de vida formalistas y buscadores de estabilidad, en la NCM se orientan al progreso y a generar patrimonio. Por ello, si las marcas clásicas son garantía de calidad para la CMT, para la NCM todas las marcas tienen el mismo potencial de aceptación.
Todo eso muestra que, así como en el Perú, en todo el mundo “al medio hay sitio”, y que podemos llevar nuestras experiencias fuera de las fronteras. Pero muestra también que no hay criterios universales únicos, y que quien comprenda mejor a las nuevas clases medias de cada región, aprovechará mejor el inmenso potencial que ellas representan.
Rolando Arellano Cueva
Presidente de ARELLANO y Profesor en Centrum Católica