¿Qué pueden hacer el Gobierno y el sector privado para mejorar la calidad de vivienda? Primero, entender que la situación de la vivienda en el Perú es sui géneris, con realidades que van a veces en contra de lo que el sentido común señalaría.
¿Tenemos poca propiedad de vivienda? No, pues mientras en Alemania el 50% de las familias vive en casas alquiladas, el Perú, con 14,3%, tiene uno de los ratios de alquiler más bajos del mundo. Aquí, siete de cada diez familias es dueña de su vivienda y 16,2% vive en hogares donde no paga arriendo. Por cierto, con 68,8% de propiedad, la capital es antepenúltima de las 24 regiones del Perú, pues, por ejemplo, Piura, Loreto y Áncash tienen niveles cercanos al 90%.
¿Pero no será que la propiedad se da en los distritos más ricos? Al contrario, en las partes más ricas de Lima, el 22% alquila. En las nuevas Limas, solo lo hace el 12%. Como las periferias de Huancayo, Lima o Trujillo se formaron por invasión, cientos de miles de familias se convirtieron en propietarias, de facto, pero dueñas. La diferencia está en la calidad legal de la propiedad, pues 25 de cada 100 propietarios no tienen título, sobre todo en las zonas menos pobladas.
¿Será entonces que hay un problema de hacinamiento, como en Cuba o en China? Las estadísticas no lo confirman, pues 94 de cada 100 viviendas peruanas son habitadas por una sola familia (5% por 2 familias). ¿Será en edificios, en habitaciones muy chicas? No, únicamente el 8% vive en departamentos de edificios. Paradójicamente, ese porcentaje es de 20% en Lima y en los distritos tradicionales y de mayor ingreso. ¿Precariedad? Solo el 2% vive en lo que el INEI denomina choza o vivienda precaria. Por cierto, hay casi 10% de las viviendas desocupadas, en especial en la sierra.
¿Qué se puede hacer, entonces, para mejorar el sector? Primero, satisfacer la demanda generada por el crecimiento demográfico. Allí ayudaría mucho que se amplíen los fondos tipo Mivivienda y Techo Propio, y que se facilite el otorgamiento de licencias de urbanización y edificación.
Por otro lado, dar mejores servicios de agua, saneamiento, pistas y alumbrado público, y promocionar la buena autoconstrucción, apoyando la difusión de planos y técnicas más convenientes. Paralelamente, agilizar el otorgamiento de títulos de propiedad, que, como sabemos, incentivan a mejorar las viviendas de sus propietarios.
Y con ello dar incentivos para que se construyan casas y departamentos para alquiler, opción de vida que crece fuertemente en los jóvenes. Eso, en lugar de pensar en incrementar los impuestos a esa actividad, como hoy se anuncia. En fin, hacer de este país de propietarios, un país de mejores propietarios. Que tengan una gran semana.
Rolando Arellano C.
Presidente de ARELLANO y profesor en Centrum Católica
Artículo completo en El Comercio