Parálisis por análisis
Desde siempre es sabido que al buen ejecutivo se le mide por sus decisiones. Por cierto, no nos referimos a las fáciles y rutinarias sino más bien a aquellas difíciles, que no se pueden evadir y que son decisivas para la empresa.
En relación al pasado lo diferente ahora es que los sistemas de información más avanzados, los medios digitales y la inteligencia artificial que, en realidad, deberían facilitar la toma de decisiones, dada la mayor información que proporcionan, pueden llevar al ejecutivo a sumergirse en interminables análisis, con lo cual o no toma la decisión o no la toma a tiempo, generando un perjuicio para la empresa. Es decir, la persona cae en la llamada “parálisis por análisis”.
El miedo y la búsqueda de la perfección son los compañeros de la “parálisis por análisis”. Cuando nos referimos a miedo se trata del temor de tomar una mala decisión la cual, además, puede generar un castigo de la empresa al ejecutivo. Y, cuando nos referimos a la perfección, nos referimos a una búsqueda interminable de la solución perfecta, olvidando que lo perfecto es enemigo de lo bueno.
¿Qué hacer?. En parte aquí juega la cultura organizacional, la cual decanta desde el directorio y la alta gerencia a los niveles inferiores de la empresa. Es labor de los entes mencionados el establecer un nivel de riesgo aceptable en
la toma de decisiones, el cual dependerá del giro del negocio y de la propia cultura de la organización. De esta forma el ejecutivo sabrá a qué atenerse y cuáles son los límites que no puede exceder. También ayudará el establecer plazos para la toma de decisiones no olvidando que la peor decisión es el no tomar una decisión.
Dejo para el final algo que es difícil de explicar desde el punto de vista racional y que es inherente al buen ejecutivo, que es la intuición, aclarando que ésta de ninguna manera sustituye al buen análisis, sino más bien que lo complementa. La intuición es una herramienta potente y holística, ya que permite ver el bosque en vez del árbol, y que no tiene que ver con la mística ni con un pensamiento mágico, sino más bien con las vivencias y experiencia condensada a través de todas las experiencias acumuladas del ejecutivo.
Alberto Haito
Director – Arellano
