Por la foto algunos dicen que el presidente Sagasti se parece al personaje de la tapa del Baldor y otros a Ali-Babá. Creo que podría pasar a la historia como uno de los 2 personajes, como la autoridad Baldor, que plantea problemas en todos sus actos y que deja que las soluciones vengan de otros. O puede ser un presidente Ali Babá, que descubre los tesoros de los, digámoslo accidentalmente, 40 ladrones.
¿De qué tesoro se trata? De los muchos millones de soles no gastados por los ministerios y regiones. Único en nuestra historia porque siempre falto dinero para obras, mientras que hoy existe, y no se gasta en las obras asignadas.
Muchas de las explicaciones de esta situación señalan a la exageración burocrática por el temor de los funcionarios a asumir responsabilidades por las que podrían ser enjuiciados luego. Si cada decisión que tomo me compromete, dice el funcionario, mejor exijo más y más requisitos para tener la muchas pruebas de mi actuación correcta. Y mejor aún si por tantos requisitos el expediente demore y lo deba firmar el funcionario que me remplace.
Esto exige decisiones novedosas, como la administración de proyectos entregada al gobierno británico, que adjudicó ya obras por varios cientos de millones de dólares. Y como esta, con seguridad hay otras fórmulas simples que seguramente muchos lectores ya imaginan.
En fin, si el presidente Sagasti pone empeño en desburocratizar el gasto, su gobierno podría ser reconocido en la historia como el presidente Alí-Babá, que encontró el “Ábrete sésamo” y logró que millones de soles que estaban retenidos en la caverna burocrática, generen mucho bienestar a los ciudadanos. Mucho mejor que ser reconocido como el presidente Baldor.
Rolando Arellano C.
Presidente de ARELLANO y profesor en Centrum Católica
Artículo completo en El Comercio