En el artículo anterior anotamos que la tormenta del covid está amainando y que pronto estaremos viviendo en la “nueva normalidad”, que no es otra cosa que la mezcla de hábitos y costumbres pre y post covid.
Mencionamos algunos cambios que habían llegado para quedarse y que las marcas necesitaban adaptarse a ellos. Estos cambios son: 1) el crecimiento del ecommerce, 2) el mayor peso de la publicidad online, 3) la preferencia por marcas que respetan el medio ambiente y aportan a la comunidad, 4) la preferencia por productos locales y/o vendidos por tiendas pequeñas y cercanas y, 5) la mayor preocupación por la salud. En el artículo anterior nos ocupamos de los dos primeros y en este nos ocuparemos de los tres restantes.
El covid nos ha hecho personas más sensibles. El ver la desgracia ajena, si no ha sido la propia, en términos de salud, pérdida de trabajo o desaparición de negocios, ha despertado un sentido de solidaridad mayor al de antes. Hoy, a la hora de elegir, la balanza se inclina hacia marcas que han demostrado preocupación por su entorno. Las preferidas son las que han ayudado en la crisis y que muestran una conexión con la realidad del país. Si no se ha hecho antes, nunca es tarde para empezar.
En el mismo sentido, se busca favorecer a negocios pequeños, con los cuales se tiene una mayor identificación que antes dada su precariedad. La casera del mercado o la bodega cercana tienen una renovada fidelidad, lo que a su vez implica un reto de distribución para las marcas al tener que llegar a estos puntos de venta.
Adicionalmente, tenemos una mayor conciencia de nuestra fragilidad como seres humanos, lo que se refleja en una mayor preocupación por la salud. El revisar qué contienen los productos que compramos, actividad casi inexistente en el pasado, se está volviendo cotidiano. En ese sentido, las marcas saludables deberán invertir en comunicar esta característica y las que no lo son deberán esforzarse en sustituir contenidos dañinos. Eso sí, los peruanos siempre tendremos predilección por la comida sabrosa, pero si además es saludable, mejor.
Alberto Haito
Director de ARELLANO