Ante el difícil ambiente político que se viene, el sector empresarial tiene el deber de convertirse en un elemento de estabilidad para la economía y la sociedad. Para ello debe corregir errores que distorsionan su importancia social. Veamos los más importantes.
Error 1. Dejar creer que solo las grandes organizaciones, que son menos de 0,5% de las empresas, conforman el sector empresarial. Si sus asociaciones más conocidas hicieran más esfuerzos para representar los intereses de todos y no solo de los más grandes, tendrían el apoyo de los millones de pequeños empresarios que quieren libertad de emprendimiento.
E2. No trabajar en cadena con las pequeñas empresas del país, que podrían ser sus aliadas en la producción y distribución. Si lo hicieran favorecerían la formalidad, aprovecharían un capital ya invertido, llegarían mejor a las mayorías y generarían ingresos para más ciudadanos, que se convertirán en mayor demanda.
E3. Solo copiar tecnologías y productos extranjeros, sin invertir en crear los que sirvan mejor a nuestra realidad. Si lo hicieran pagarían menos derechos y franquicias, se protegerían de competidores externos y sobre todo ampliarían sus mercados satisfaciendo mejor las necesidades de las mayorías,
E4. No deslindar oportuna y radicalmente con los malos empresarios, que dan mala calidad, abusan de sus monopolios y corrompen o se dejan corromper. Si lo hicieran, dejarían claro que estos son una minoría que no los representa y que es considerada dañina para todos.
E5. No hacer más evidentes sus aportes a la creación de empleos y el pago de impuestos. Si los mostraran quedaría claro que las escuelas, hospitales, carreteras o bonos para los pobres que dan los gobiernos resultan del buen funcionamiento empresarial. Y dejarían sin argumentos a los grupos antiempresa.
E6. Aceptar la culpa de deficiencias que son responsabilidad del Estado, como falta de escuelas, carreteras o trabajo. Si se aliaran con las comunidades para demandar que se usen bien los impuestos que aportan, la presión sería más efectiva. Y dejarían claro que sus aportes especiales van más allá de lo exigido legalmente.
E7. El último y no menos importante error es no comunicar bien sus actividades de apoyo social. Si usaran una fracción de lo que gastan en decir lo buenos que son sus productos para también mostrar sus aportes voluntarios, promoverían acciones sociales en sus pares, y evitarían las críticas de insensibilidad que reciben.
En fin, el sector empresarial debe ser uno de los ejes de crecimiento y solidaridad que el país, sobre todo los más pobres, necesitan frente a la turbulencia estatal que se avecina. Tiene la capacidad, y la obligación, de lograrlo.
Rolando Arellano C.
Presidente de ARELLANO y profesor en Centrum Católica
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