Este año probablemente veremos el regreso a la Navidad en familia, como era antes.
Es cierto que muchas van a verse golpeadas económicamente, pero otras, por no salir a comer a la calle, comprar ropa o pagar gasolina o pasajes, han incrementado en 50% el monto de los ahorros bancarios ( y quizás algo menos en los colchones de los no bancarizados).
Eso se aplicará a regalos y banquetes familiares con pavo, panetones y toda la parafernalia típica de esta fiesta. Serán reuniones de la familia nuclear y, con noticias más claras sobre cómo cuidarse, no sorprendería que comprendan a la familia ampliada. No muchos pero tampoco muy pocos.
¿Oportunidades allí? Catering y comidas preparadas, regalos para todos y regalos para el hogar mismo. ¿Cómo así? Muebles, electrodomésticos y otros para la comodidad en la casa, incluyendo para el trabajo a distancia. Pero si antes eran sólo para la mamá Conservadora, hoy se regalarán a todos los miembros.
Sin duda habrá menos reuniones de amigos de trabajo y menos intercambios de regalos en las oficinas, con menor demanda presencial en restaurantes y afines. Y si algunas empresas disminuirán los presentes para sus clientes, sería un error que consideren eso como un gasto superfluo.
Hoy es el momento de estrechar relaciones con ellos, y mostrar interés en tenerlos contentos. Los que ofrezcan canastas o regalos virtuales que no impliquen mucha logística, tendrán su oportunidad de cada año.
Y deberemos esperar una gran demanda para las empresas de delivery, que no podrán excusarse de fallar ante ese incremento “inesperado”. Y lo mismo ocurrirá con internet y todo tipo de comunicaciones, cuya demanda será la mayor de su historia. Ellas y todas las empresas que tradicionalmente crecen en Navidad, deben estar preparadas. Porque será una Navidad sorprendente.
Rolando Arellano Cueva
Presidente de ARELLANO y Profesor en Centrum Católica
Artículo completo en El Comercio