“Solo una parte cumple con los requisitos de estabilidad, seguros, vacaciones y entrega de dos sueldos extra”
Si la Navidad para algunas familias es la época del sueldo adicional, de “gratificación”, la realidad es que los peruanos tenemos formas muy variadas de mejorar el ingreso en las fiestas. Veamos.
En efecto, menos de un tercio de los trabajadores peruanos tiene un empleo formal, y de ellos solo una parte cumple con los requisitos de estabilidad, seguros, vacaciones y entrega de un sueldo extra tanto en julio como en diciembre. De hecho, entre los formales hay millón y medio de empleados públicos a los que el Gobierno da un “aguinaldo” bastante menor.
Un segundo tercio de nuestra fuerza laboral es más o menos dependiente, pues tiene empleos esporádicos, sin seguridad de trabajo ni beneficios. A ellos quizás algunos empleadores les darán un pequeño extra, un panetón o un vino espumante. Y si quisieran darles más, se inhibirían porque al hacerlo la legislación laboral los obligaría a reconocerles derechos de dependencia mayores.
El tercio adicional de peruanos que trabajan es el de los independientes dueños de sus oficios, de sus quioscos o de sus empresas, que por no tener un empleador no se pagan un adicional en las fiestas. Más bien ellos necesitan dinero para pagar las facturas de las mercaderías, esas que compraron para surtir su mayor negocio de la época. Ya se darán su ‘grati’ en enero.
Pero muchos se procuran ingresos extra, con el ingenio que nos caracteriza. Una buena parte “hace su Navidad” dedicándose por ejemplo a la venta ambulatoria o a trabajos especiales o, como los taxistas, laborando hasta la madrugada del 25 de diciembre y el 1 de enero. Así como antes con la tarjeta que dejaban los carteros en algunos barrios se da una propina especial a los trabajadores de limpieza. Aunque pocos, desafortunadamente también hasta algunos malos policías consiguen en esta época su “aguinaldo” de los automovilistas.
Por cierto, hay también miles de formales, como los obreros agrícolas y otros regímenes especiales, que reciben sus gratificaciones dentro de sus 12 mensualidades, incluyendo muchos de otros rubros que lo acordaron así con sus empleadores. Si eso parece raro aquí, es la forma de pago común en los países desarrollados, que se extrañan de nuestra costumbre pues consideran que cada quien debe administrar su salario y sus ahorros como mejor considere. Cuestión de puntos de vista.
En fin, en estas épocas de fiesta es importante que autoridades, empresarios y familias entendamos que no todos tienen los mismos recursos para festejar. Y que por ello, un poco de comprensión, cooperación y solidaridad ayudaría a que todos pasemos mejor estos buenos momentos del año, incluyendo especialmente a los muchos que no reciben nada adicional. Que tengan una gran semana.
Rolando Arellano Cueva
Presidente de ARELLANO y Profesor en Centrum Católica